La cumbre del G7 en Italia, ¿un paso adelante en la estabilidad global?

Artículo de Francisco Serrano, presidente de Ibercaja y miembro del Patronato de Honor de la Fundación Basilio Paraíso, publicado en Heraldo de Aragón el 13 de julio de 2024. Serrano es autor del informe «G7: Nuevos rumbos de las naciones más industrializadas del mundo» de la colección ‘Crónicas Paraíso’ de la Fundación Basilio Paraíso.

La reciente cumbre del G7 celebrada en Apulia, Italia, ha sido un claro reflejo del compromiso y la determinación de los líderes de las economías más avanzadas del mundo para enfrentar los desafíos globales actuales. 

Los países del G7 manifiestan su firme e irrevocable compromiso, por un lado, con los principios democráticos, el Estado de Derecho, el respeto a los derechos humanos y el fomento de la cooperación internacional como forma de resolver, de forma pacífica, las tensiones entre los Estados (declaración importante ante la situación geopolítica actual); por otro, se comprometen a invertir importantes sumas buscando relanzar la confianza en la economía, la pacificación de zonas en conflicto, la reconstrucción postbélica y la mitigación de los riesgos geopolíticos indicados.

Uno de los puntos clave discutidos fue la preocupación por las interrupciones en las cadenas de suministro. La globalización ha hecho que las economías dependan en gran medida de las materias primas y componentes provenientes de diferentes partes del mundo. Cualquier interrupción en estos flujos puede tener efectos devastadores en la producción industrial, como se ha evidenciado en la industria automotriz, donde la escasez de chips ha provocado retrasos y desabastecimiento en el mercado. Además, los países del G7 se muestran preocupados, y denuncian, lo que consideran una «coacción económica» de ciertos Estados que tratan de distorsionar el adecuado funcionamiento de las cadenas de suministros, como en el caso de Rusia tratando de limitar la exportación de grano desde Ucrania o de China con ciertas políticas arancelarias. Para mitigar estos riesgos, los ‘acuerdos de Apulia’ establecen medidas (en algunos casos coercitivas con incremento de sanciones) que tratan de garantizar el adecuado funcionamiento de las cadenas de suministro, sobre todo en ciertos sectores clave, como la industria alimentaria o la de materias primas estratégicas, tan necesarias para la descarbonización de la economía o la transformación digital.

Por otro lado, se observa una tendencia hacia la ‘relocalización’ de la producción industrial, pues las empresas están trasladando sus fábricas más cerca de los mercados occidentales para reducir la probabilidad de interrupciones en la cadena de suministro, compensando los mayores costes laborales con una mayor seguridad en la producción.

La transición hacia energías renovables también ocupó un lugar destacado en la agenda del G7. Las energías renovables no solo son esenciales para la descarbonización de la economía, sino que también representan un sector con gran potencial de crecimiento económico. En el caso de Aragón, por ejemplo,la disponibilidad de energía renovable ha sido un factor decisivo para atraer a grandes multinacionales como Amazon Web Services y Microsoft, que van a desarrollar centros de datos en la Comunidad.

Este enfoque no solo promueve un desarrollo económico sostenible, sino que también contribuye a la fijación de población en zonas rurales, fomentando un crecimiento territorial equilibrado. Sin embargo, para asegurar el éxito de este modelo, es fundamental que el crecimiento de las energías renovables se gestione de manera equitativa, involucrando a todos los actores relevantes, desde los gobiernos locales hasta las comunidades afectadas.

Los líderes de las economías más avanzadas del mundo reafirman su compromiso para enfrentar juntos los desafíos económicos y geopolíticos actuales

La cumbre también puso de relieve la inestabilidad política que afecta a muchos de los países occidentales representados. La fragmentación de los parlamentos, la debilidad de los liderazgos y la polarización política son factores que complican la toma de decisiones y la implementación de políticas a largo plazo. Esta inestabilidad, exacerbada por la creciente desigualdad y la precarización del empleo desde la Gran Recesión, requiere una renovación del ‘contrato social’ para recuperar la confianza en las instituciones y reducir las tensiones políticas.

El diálogo y la negociación deben prevalecer sobre los conflictos bélicos en las relaciones internacionales, especialmente en las interacciones con potencias como China y Rusia. Las disputas geopolíticas no solo generan incertidumbre económica, sino que también desvían recursos que podrían destinarse a la recuperación y el desarrollo global. Los líderes del G7 han subrayado la importancia de resolver las diferencias a través del diálogo, promoviendo así una cooperación internacional que beneficie a todas las partes involucradas.

La migración, otro tema central de la cumbre, se considera esencial para el desarrollo económico, especialmente en regiones con baja densidad poblacional como Aragón. La inmigración no solo cubre las necesidades demográficas, sino que también impulsa el crecimiento económico al proporcionar mano de obra y fomentar la inversión en sectores estratégicos. En Aragón, la baja densidad poblacional es actualmente un desafío para la financiación de servicios públicos y la atracción de inversiones. Sin embargo, con un enfoque adecuado, esta característica puede convertirse en una ventaja competitiva para atraer inversiones en energías renovables, parques logísticos y otros sectores estratégicos.

En conclusión, la pasada cumbre del G7 en Italia ha reafirmado el compromiso de las principales economías del mundo para enfrentar juntos los desafíos económicos y geopolíticos actuales. Las medidas acordadas, desde la relocalización de la producción industrial hasta la promoción de energías renovables y la gestión de la migración, son pasos fundamentales para asegurar una recuperación económica sostenible, equilibrada y equitativa.Sin embargo, para que estas iniciativas tengan éxito, es crucial que se gestionen con una visión de largo plazo, involucrando a todos los actores relevantes y fomentando la cooperación internacional. Solo así podremos construir un futuro más estable, seguro y próspero para todos.

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